"Ayer por la
tarde hemos tenido un encuentro con el enemigo en la ceja de Altagracia, y
aunque el fuego sólo duró tres cuartos de hora, debe considerarse como un
triunfo completo, por el orden y el denuedo con que pelearon nuestros soldados,
y por el daño causado al enemigo..."
Así encabezó Ignacio Agramonte la
comunicación remitida a Manuel de Quesada, General en Jefe del Ejército
Libertador, en la que detalla los pormenores del combate de Ceja de Altagracia,
primera acción militar que dirigiera
luego de asumir la jefatura de las fuerzas del Camagüey.
Redactado en el ingenio Santa
Cruz, con fecha 4 de mayo de 1869, este parte de guerra, uno de los pocos que
se conocen y que felizmente está recogido por Juan J. Pastrana en su libro "Ignacio Agramonte, Documentos", durante su lectura
nos lleva a las filas insurrectas, para como por encanto, situarnos al lado de
El Mayor, como un soldado más de sus filas. Tal es la fuerza de su narración.
Según lo informado por Agramonte,
a las cuatro y media de la tarde se produjo el encuentro con el enemigo español
recién desembarcado por Nuevitas, el que traía la misión de reforzar a las
fuerzas que ocupaban Puerto Príncipe, dado el avance impetuoso de las tropas
mambisas, que ya habían logrado liberar una gran parte del territorio camagüeyano.
Divididas en dos columnas, una por
la línea del ferrocarril y la otra por de Yaguajay al Camagüey, esta última,
según expresara Agramonte, ...recibió el fuego de los
diez y siete rifleros y 52 carabineros q. ahí tenía emboscados á las inmediatas
órdenes del C. Teniente Coronel Lope Recio, que se retiraron después de
rechazar una compañía ó fracción de flanqueo...
"Una vez reconcentradas las fuerzas
enemigas en la confluencia de ambos caminos, un grupo de carabineros
atrincherados en la línea, ... comenzó un vivo fuego
sostenido durante media hora y que derribaba filas enteras del enemigo... el que de momento
detuvo su avance, y supone El Mayor fue necesario reemplazar su vanguardia por
buenos veteranos que escucharan y obedecieran las órdenes de avanzar gritadas
por sus superiores.
"Luego de una maniobra de engaño
muy bien organizada por Agramonte, con
la que los españoles que creyeron dueños de la situación ... se apresuraba á atacar por retaguardia el ala izquierda, se
encontró con el lado del ángulo que seguía el camino recibiendo de lleno el
fuego del mismo...
"Estoy seguro de
que las balas del enemigo esceden de 200, porque el fuego fue vivísimo y con
puntería fija, y se veían caer los soldados del enemigo en crecido número.
"Jamás se han
batido mejor nuestras tropas: jamás han hecho un fuego más ordenado, ni se ha
atendido mejor la voz de los jefes, sin que viera yo separarse uno solo de su
puesto, hasta que todos lo hicieron juntos. Por eso creo que nuestro triunfo
ayer fue completo, porque no solo no hemos tenido más que dos heridos leves,
mientras que el enemigo ha sufrido mucho, á pesar de su nutrido fuego que se
embotaba en las trincheras, y de su gran número de cañonazos, cuyas granadas
iban á estallar lejos de nosotros, sino porque sobre la conducta observada por
nuestros soldados, nos dá derecho á esperar mucho de ellos...
"Continuaremos
hostilizándole hasta su llegada al Camagüey, y haciéndole difícil la reconstrucción
del ferrocarril, á pesar de nuestra carencia de instrumentos de zapa..."
La lectura de los fragmentos que hoy decido compartir con mis lectores, sin duda alguna despierta en nosotros la certeza de que nuestro Mayor desde los primeros momentos demostró estar dotado de aptitudes
excepcionales para la jefatura que, sin conocimientos académicos ni preparación
previa, supo llevar adelante hasta el último momento de su vida.
A partir de Ceja de Altagracia el
Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz se irguió para la historia como el
jefe insustituible del Camagüey.
( Se ha respetado la ortografía
del texto original)
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